05 junio 2011

HOMENAJE A SIDNEY LUMET

El 9 de abril de este año, moría Sidney Lumet, uno de los últimos y más brillantes miembros de la "Generación de la Televisión" (1). Con imperdonable retraso vamos a repasar lo más destacado de su filmografía, como solemos hacer, seleccionando las que a nuestro juicio suponen lo mejor de su carrera y sobre todo, lo más significativo en cuanto a estilo, intereseses y coherencia artística.

Por resumir lo máximo posible, Sidney Lumet junto a sus compañeros de generación, se incorporó al cine tras una profusa formación en el mundo de la TV americana de los años 50, una TV recordemos, que a punto estuvo -según los agoreros- de acabar con el cine y que generó una producción inmensa de series, representaciones dramáticas y telefilmes que sirvió de trampolín de lanzamiento a estos jóvenes creadores, hábidos de presentar en la gran pantalla todo lo que tenían. Sidney Lumet y también sus compañeros, dado que comparten gran parte del estilismo formal e intereses sociales, bajo una apariencia de formalismo técnico y clasicismo estilístico, renovaron el panorama cinematográfico aportando nuevas ideas e historias a una parte de los potenciales espectadores, quizás un poco en tierra de nadie al tener que elegir entre los "peplums" de la época o quedarse en casa viendo la TV. Estas películas contaban historias realistas aunque sencillas, pero en ocasioness demasiado para las mentes bien pensantes norteamericanas de la guerra fría; historias que denunciaban el racismo ("Matar un ruiseñor" o "La Jauría Humana"), la delincencia y la injusticia social ("Bonnie & Clyde, por ejemplo), la propia paranoia de la Guerra Fría ("El mensajero del miedo"), o los desajustes del sistema judicial y la corrupción política, como hizo Sidney Lumet repetidamente:

1. 12 hombres sin piedad (1957).
Nada menos que con esta rotunda obra maestra de aire teatral e impresionantes interpretaciones, debutaba el director de Filadelfia en el cine, tras su brega en la TV, medio en el que aprendería todo lo necesario para poder imitar a los clásicos del cine en la gran pantalla e incorporar todas las nuevas técnicas y métodos de trabajo aprendidos en la pequeña pantalla. El film es muchas cosas al mismo tiempo: una crítica furibunda a la pena de muerte, un escéptico punto de vista sobre el sistema judicial, una lección de interpretación, una atmósfera agobiante, un entretenimiento en estado puro y la disección de todos los prototipos norteamericanos materializados en 12 hombres sin piedad y un acusado (como John Ford hiciera en La Diligencia años atrás). La labor de sus actores (Fonda, J. Coob, Marshall, Garden, Begley, etc., etc.), merece un análisis a parte. Imprescindible.

2. Piel de serpiente (1960).

No es su mejor película, que duda cabe, pero aprovechar el huracán provocado por su debut para adaptar a Tennesse Williams con Marlon Brando, Joannne Woodward y Anna Magnani, fue como convertirse de la noche en la mañana en una especie de Elia Kazan! Sin embargo, se demostraría que no era el ambiente donde mejor se iba a encontrar y con el que más nos iba a hacer disfrutar.

3. El prestamista (1964).
Fue varias películas después y no sin la gran ayuda de un grandísimo actor, Rod Steiger (nominado al Oscar por el papel), donde recuperó gran parte del pulso inicial al reencontrarse con un mundo más cercano a sus inquietudes y narrar de forma genial el drama de un prestamista judío (Lumet también lo era) en Nueva York, sus recuerdos y sus dolorosas experiencias en los campos de concentración nazis.


4. Serpico (1973)
No nos vamos a detener mucho en esta maravilla, porque ya lo hemos hecho en el pasado en este post. Solo comentar que Lumet, un director de largo recorrido y extensa filmografía, tardó mucho tiempo en conseguir una obra tan redonda como esta; era una historia cercana a su mundo e intereses, el de la corrupción policial, el del hombre honesto enfrentado contra todos los elementos (Pacino fue su alter ego en la pantalla).

5. Asesinato en el Orient Express (1974)
No sin reconocer que no es precisamente un tipo de cine que me entusiasme, los que hayan visto muchas (o algunas adpataciones) de la obra de Agatha Christie, no dudarán en que esta es la mejor, a pesar -e insitimos en la idea- de que no se trata del tipo de cine donde Lumet demostraría su maestría. Sin embargo, esto no le privó de manejar con soltura un numeroso equipo de estrellas y conseguir a cambio bastantes nominaciones a los Oscar de aquel año.

6. Tarde de perros (1975).
Sidney Lumet y Al Pacino (de nuevo su alter ego) en estado puro. Es otra de las obras cumbres del autor y en la que ya nos detuvimos en el mismo post anteriormente citado.

7. Network (1976)
Es seguramente la década de los 70 la más fructífera y reconocida del director norteamericano, entre otras cosas por la idea en la que hemos ido insistiendo, ya que son estos años de desencanto, pesimismo, delincuencia generalizada en las ciudades norteamericanas, corrupción policial, política y judicial, los que más encajan en la idea del cine comprometido y de denuncia que Sidney Lumet emprendía repetidamente. Con Network se adentra sin tapujos aunque con cierto exceso trascendente en el mundo de la TV, el poder de las grandes corporaciones que la controlan y el ridículo lugar reservado entre tantos intereses para los auténticos periodistas de raza. Sólo por la impresionante actuación de Peter Finch y la labor, siempre perfecta de William Holden, merece la pena verla para sorprenderse además con la gran permanencia de muchos de los temas denunciados, casi 40 años después.

8. Veredicto final (1982)

Muchos pensaron (y estuvieron desgraciadamente muy, muy cerca de no equivocarse), que si Paul Newman no ganaba finalmente el Oscar con esta interpretación, es que no lo iba a ganar nunca. Aquí Sidney Lumet dirige su fina disección y su siempre valiente posicionamiento, a denunciar la labor de las sociedades médicas y sus "testaferros". En este caso, nada menos, que la no poco poderosa iglesia católica norteamericana. Paul Newman intepreta a un abogado acabado y alcoholizado que decide demandar en nombre de una modesta familia, a la aseguradora médica de una institución católica por negligencia médica. Recordar esta película pone los pelos de punta por varias cosas: por Paul Newman, por un puñado de escenas gloriosas, por una trama impagable, por recordarnos que debemos intentar ser buenas personas y por la beligerancia contra la hipocresía y la prepotencia. Otra de las cumbres del autor.(2)


9. Distrito 34. Corrupción total (1990).
Durante la década de los 80, Sidney Lumet continuó practicamente estrenando una película por año, aunque tras Veredicto Final no volvió a conseguir una película tan redonda (quizás salvo la excepción de su epílogo como autor en 2007). Siguió trabajando con buenos colaboradores y mejores actores: Sean Connery, Dustin Hoffman, Julie Christie, Gene Hackman, Jeff Brideges, Jane Fonda, Timotty Hutton, etc., etc.; todos querían trabajar con él, era un autor de prestigio, pero no conseguía hilar tan fino o encontrar una historia a su medida. En mi opinión, fue Distrito 34 lo mejor de su filmografía en aquella época, de nuevo recurriendo a una historia de policías corruptos, violencia institucional y justicia podrida. Repetía con Timotty Hutton y junto a Nick Nolte y el francés Armand Assante, conseguía redondear la que sería una de las mejores películas de su última época. Reseñable la banda sonora del panameño Rubén Blades.

10. Antes que el diablo sepa que has muerto (2007)

Uno de los muchos aspectos que hay que considerar para comenzar a hablar de esta película, es que Lumet tenía nada menos que 83 años cuando la rodó (3). Es casi seguro que para el espectador neófito que se enfrenta a la película sin necesidad de conocer quien la dirige y quien es esa persona y su trayectoría artística, esta información tras finalizar de verla, no deje de sorprenderle enormemente. Parece hecha por alguien con intereses de absoluta actualidad y anclados a la realidad contemporánea, y de hecho, así es. Pero no es un joven y rompedor director el que se pone tras la cámara, sino un anciano artista en la brecha final de su carrera. Y lo que hace es darnos el magnífico espectáculo de una película sórdida, dura, seca y un estilo ejemplar que es capaz de hacer que nos sintamos muy incómodos ante el patético comportamiento de unos seres humanos corrompidos (otra vez), ambiciosos, sin principios y decadentes (como el hermano mayor -magistral Philip Seymour Hoffman-), mediocres, perdidos y manipulables (como el hermano menor -perfecto Ethan Hawke-) o tristemente insignificantes (como la mujer del primero y amante del segundo a la vez -impactante Marisa Tomei-).

Bueno, hay muchas películas en la filmografía de Sidney Lumet y por lo tanto el margen de error por haber dejado alguna importante en el tintero es más que evidente (Larga jornada hacia la noche o El Príncipe de la ciudad, por ejemplo), pero esta es nuestra selección (y recomendación al mismo tiempo).

(1) Delbert Mann, Robert Mulligan, Arthur Penn, Martin Ritt y Franklin J. Schaffner, nada menos, son algunos de los reputados miembros de este cada vez más añorado y reivindicado grupo de directores norteamericanos, junto a Sidney Lumet. Este blog se inauguró con un análisis de Matar un ruiseñor y se ha hablado largo y tendido, por ejemplo de John Frankenheimer.
(2) Otra de las cosas impresionantes de esta película es que obtuvo 5 nominaciones a los Oscar y no ganó ninguno! Una de estas nominaciones era nada menos que para David Mamet como guionista, autor que guarda no pocos paralelismos con Lumet.
(3) Como hemos dicho al inicio, el director murió en Nueva York el pasado 9 de abril a la edad de 86 años. Había nacido en Filadelfia (USA) en 1924 en una familia vinculada al espectáculo (su padre era actor y su madre bailarina).

2 comentarios :

Amigo Roy, te queremos y te apreciamos por tus conocimientos y repasos cinematográficos tan currados, pasas de las titis, a la música y al cine con verdadera maestría, algunos blog que se hacen llamar de cine deberían aprender de tí. Ya sabes que a mí el cine clásico me da un poco de pereza pero te aseguro que tendré en cuenta tu post

Muchas gracias!
a veces pienso que me gustan tantas cosas que no debo tener mucho criterio, pero se hace lo que se puede (viendo lo que circula por ahí...) Con respecto a Lumet y por concretar, 12 hombres sin piedad es imprescindible, Veredicto Final es un peliculón y Hasta que el diablo... impactante. Introducción suficiente al director (0 pereza).

PARTICIPA